sobre / about
Carla Nyman.
Biografía. / Biography.
«No me recuerdo sin escribir. A los nueve años desmontaba el salón de mi abuela para escenificar versiones libres de los anuncios de la TV. A los once escribía pequeños sketches para las fiestas de navidad y de fin de curso del colegio. Y a partir de aquí la cosa fue de mal en peor. Esta necesidad casi obsesiva siguió indemne durante un Bachillerato Biosanitario en Mallorca, el Grado de Filología Hispánica en Sevilla y un Máster de Profesorado en Madrid. Lo que vino durante y después fue un reconocerse irremediable en la palabra “creadora”: teatro universitario, talleres con profesionales, residencias, becas, festivales y montajes como “La luz ciega” o “Mientras la puerta siga cerrada” me hicieron comprender que mi trabajo artístico aspiraba a un enriquecimiento multidisciplinar que habita el encuentro con lo lingüístico, político y estético. Y en todo este frenesí de nuevos códigos y lenguajes entendí especialmente que la creación es colaboración, oficio, amistad y, sobre todo, siempre cosa de niños. Todavía perduraba esa confianza absoluta en una mirada sorpresiva sobre las cosas. Un ansia y cuidado por descubrir con la palabra aquello que, estando ahí, aún no se ha manifestado.» (Carla Nyman).
Escritura. / Style.
«Creo que, en general, trabajo mucho con imágenes y metáforas porque las considero formas muy próximas a los mecanismos mentales con los que trabajamos en la infancia. Entonces jugábamos mucho por asociación para, de a poco, ir explorando el mundo. Pienso que mi intento es más o menos ese, el de generar una duda constante sobre el lenguaje y repensar si las palabras que solemos usar nos proporcionan una vía directa a aquel lugar al que queremos llegar o si, al contrario, nos colocan una barrera delante. Me da mucho miedo explicitar las cosas precisamente por acabar no diciendo nada. Volviendo a lo metafórico, me gusta ver la creación dramática como una escalera de caracol a través de la cual, a medida que asciendes, te vas acercando lentamente al centro de lo que tratas de comprender, aun sin llegar a comprenderlo del todo nunca. Por eso me interesa mirar con esa tensión del funambulista los comportamientos humanos, mediante personajes de muchas capas, reales y complejos, puestos siempre al servicio de un teatro hecho para desmontar y mover al espectador. ¡El teatro no debe de ser un lugar seguro!, sino inquietante: poco importa lo que pasa en escena si no miramos lo que nos pasa.» (Carla Nyman).