Cargando...

Concha López Piña

Directora de la colección Teatro y confundadora de Ediciones Antígona.

universo #03

«Cada vez más espectadores de teatro se animan a convertirse también en lectores de teatro.»

Concha López Piña decidió utilizar su pasión por la filosofía y el teatro para cofundar Ediciones Antígona, que en sus diez años de vida se ha convertido en todo un referente editorial para la dramaturgia española contemporánea. Eva Redondo y QY Bazo, verano de 2016.

Filosofía, ensayo… y uno de los catálogos de dramaturgia contemporánea española más amplios del panorama editorial actual. ¿Qué fue lo que os animó a orientar Ediciones Antígona hacia un mercado tan minoritario en España como es el de la edición de textos teatrales?
 
Los tres socios que montamos la editorial (Ignacio Pajón, Isaac Juncos y yo) venimos de la filosofía y el teatro, y ahí es donde vimos que de verdad era el lugar donde había que incidir más. Filosofía, ensayo y teatro se han convertido en las tres patas de un solo ideario editorial pero, concretamente en lo teatral, lo que nos animó fue la dificultad que teníamos a la hora de encontrar textos de teatro contemporáneo; porque hay muchos textos de teatro publicados, pero realmente contemporáneos, lo que se estaba haciendo ahora mismo nos era difícil encontrarlo. Teniendo las herramientas, la infraestructura y la logística de la editorial nos dijimos "bueno, ésta es la brecha ideal para empezar a llenar ese hueco". Por supuesto que hay editoriales que llevan tiempo haciéndolo, pero entre todos podemos completar ese hueco.
 
¿Cuáles fueron los primeros autores de teatro contemporáneo que editasteis?
 
Juan Carlos Rubio y Fernando J. López fueron los primeros que confiaron en nosotros. Y luego gente menos conocida o que no era todavía profesional en el teatro, que se fueron animando a acercarnos sus textos.
 
¿Cómo llegan esos autores a vosotros?
 
La verdad es que no lo sé, porque o llegamos o nos llegan. Se ha creado una especie de vía de comunicación de doble sentido. Para nosotros es muy importante ir al teatro, ver lo que se hace en la escena. Pero también publicamos textos que todavía no están estrenados y que son los autores quienes nos los hacen llegar. Lo importante es que una voz te lleva a otra y a otra… y así vamos conociendo el panorama.
 
¿Está por fin empezando a extenderse la idea de que "el teatro también se lee"?
 
Nosotros llevamos diez años ya y no hemos cerrado. O sea que debe estar pasando algo. ¿Qué es? No lo sabremos hasta que pase un tiempo, hasta que algún estudioso analice y ponga en perspectiva lo que está sucediendo ahora. Nosotros, en la inmediatez de lo que estamos haciendo, sí que vemos que ha crecido el interés por el texto teatral. No sabemos en qué medida editoriales como Antígona han contribuido a ello, pero es verdad que labores como la nuestra han ayudado a "democratizar" el texto teatral, por decirlo así. Hemos sacado los textos a la calle, para todo el mundo: les hemos hecho una maqueta digna, les hemos dado un formato atractivo, unas cubiertas llamativas, hemos estado atentos a lo que se hace ahora mismo en la escena… Yo creo que hemos creado unos condicionantes que están permitiendo que el libro teatral llegue a un público más general y que llegue a las librerías; es verdad que costaba encontrar textos teatrales, pero eso ha cambiado. Para nosotros hay librerías que nos tienen en sus mesas de novedades, grandes librerías, grandes grupos. ¿Por qué? Para ellos por una cuestión clara: porque se vende, porque si no se vendiera no estaríamos ahí. Para nosotros, por otra razón: hemos notado que ha habido un aumento del interés por el texto teatral en distintos tipos de lectores… aunque de eso podemos hablar con más detalle.
 
¿Cómo es el tipo de lector de libros de teatro? ¿Está circunscrito a gente de la profesión o también está abierto a otros lectores?
 
Sin duda está abierto a otros tipos de lectores, si sólo viviéramos de lo que consume el gremio sería imposible, no hay tanta capacidad. Hay mucho lector que se aficiona a leer teatro por lo que ha visto en la escena, de forma que cada vez más espectadores de teatro se animan a convertirse también en lectores de teatro, que es algo completamente distinto. Por supuesto que el gremio también consume libros de teatro: el director, el actor que busca un texto… Y luego hay un tercer tipo de lector potencial, que es por el que estamos luchando, que son las nuevas generaciones de lectores a las que podemos educar para que se enganchen al texto teatral. Me estoy refiriendo a esos profesores de secundaria que se nos acercan cada día buscando textos para utilizar con sus alumnos en clase. Un buen ejemplo de todo esto es la línea de publicaciones que tenemos con La Joven Compañía, un proyecto educativo apasionante al que nos hemos sumado editando sus textos, porque creemos que es una labor de base fundamental: ayudar a crear a esos futuros lectores/espectadores de teatro.
 
Por terminar de redondear este tema… ¿qué asignaturas pendientes tenemos para la creación de nuevos lectores-espectadores?
 
Pues lo más importante es volver a recuperar el espacio del texto teatral como género literario y darle peso y relevancia desde la educación, volver a leer teatro en las aulas como se lee poesía, literatura… El texto teatral como herramienta de trabajo en las aulas tiene muchas ventajas: es transversal, trabajas dinámicas de equipo, de escucha, comprensión lectora, comunicación, empatía, valores, creatividad, espíritu crítico… Y no nos olvidemos de la actualidad, el poder pulsar el ritmo y las problemáticas de nuestro presente en voz de los autores y autoras del momento.
 
Pero también los espacios profesionales destinados al teatro deben hacerse eco de los textos teatrales. Me refiero a las salas, las escuelas… que creen espacios físicos donde poner a disposición esos textos, ya sea mediante bibliotecas o puntos de venta.

Teniendo en cuenta vuestra posición de observadores privilegiados, ¿qué situación creéis que está atravesando el actual panorama autoral? ¿Estamos asistiendo a una renovación y eclosión en cuanto a nuevas voces, estilos, planteamientos, retos…?
 
Nosotros no damos abasto. No podemos publicar todo lo que leemos. Es la realidad: sí que se están creando muchos focos de nueva dramaturgia y de muchos tipos. Creo que en esto ha jugado un papel importante el auge de las salas alternativas, porque hay que llenar de contenido esas salas, y eso ha dado la oportunidad a que esas nuevas voces tengan cabida. Otra cosa importante que está pasando es el posicionamiento de la mujer dramaturga en la escena, me refiero a que el statu quo que se ha mantenido desde siempre por fin ha comenzado a cambiar, dejando a la vista el amplísimo abanico de voces femeninas en la dramaturgia. Es importante que esta visibilización de la mujer en este entorno continúe.
 
Otra cosa que hemos detectado en las nuevas voces que están escribiendo teatro es una necesidad de no hacer comedia, la alta comedia ha ido dejando hueco a otros textos que tienen otro tipo de temática y pensamiento. También hay mucha revisión de texto clásico, desde Maquiavelo hasta textos como La Ilíada y La Odisea para chavales de instituto. Cuando hay una sociedad en crisis, que se replantea sus valores hay una necesidad de recuperar para la escena este elemento político. Y eso se está recogiendo en los textos teatrales, la comedia ha dejado paso a una temática de interés más general, más política, en ese sentido de polis, de interés general para la ciudadanía. Y en este sentido hay mucha revisión obras griegas, de textos filosóficos o autores como Sócrates.
 
En los últimos años Ediciones Antígona ha empezado a participar en ferias del libro del mercado latinoamericano. ¿Qué interés habéis notado que suscitan allí los textos de los dramaturgos españoles?
 
Sí que suscitan interés, lo que pasa es que no hay mucha comunicación. Nosotros dentro de lo que podemos estamos al tanto, de hecho estamos trabajando con José Luís García Barrientos en unas publicaciones que se llaman Análisis de las dramaturgias en lengua española contemporáneas. Hemos hecho la argentina, la española, saldrá la cubana… De esta forma intentamos recoger este camino de interés mutuo que se está generando. Pero, insisto, el problema es sobre todo de comunicación; no se puede publicar aquí y distribuir allí porque los canales son complejos e impide que esa comunicación sea fluida. Algunas obras que se han estrenado aquí, que nosotros hemos publicado, pasan allí y se estrenan… pero no sabemos qué pasará con los libros, si habrá que hacer una edición allí o si podremos llevar nuestros libros.
 
Hablamos de viajes de ida, pero… ¿estáis pensando también en viajes de vuelta? Porque es clamoroso el desconocimiento que todavía hay en nuestro país de las dramaturgias latinoamericanas actuales (con permiso de Spregelburd).
 
Eso es una tarea de fondo, un trabajo que poco a poco iremos abriendo, porque tampoco podemos desatender lo que estamos haciendo con los autores de aquí. A pesar de nuestras ganas, nuestro tiempo y trabajo es limitado aunque sí que estamos abiertos, a la escucha. Por suerte, nosotros tenemos distribución internacional, nuestros libros llegan allí pero siempre trabajamos sobre pedido en firme, por eso siempre es tan difícil, porque sólo se lleva lo que se puede vender.
 
Otro tema es el de las traducciones, algo en lo que inicialmente no nos íbamos a meter, porque no hay que olvidar que nosotros somos una pequeña editorial, pero hemos empezado a hacer algunas; ahí hay una traducción de teatro irlandés que estamos preparando, cosas de teatro turco… pero todo esto en forma de pequeñas incursiones que nos ayudan a eso mismo que hemos dicho antes: la importancia de mantener los canales abiertos.
 
Contexto Teatral nace con el deseo de aprovechar las oportunidades de comunicación y visibilización de los autores y sus obras que ofrece el mundo de Internet y las Redes Sociales. ¿En qué medida crees que esta iniciativa puede ayudar a editoriales como la vuestra a tomarle el pulso al rico y disperso panorama teatral español?
 
Para mí va a ser una herramienta fundamental: poderme meter cada mes en el portal y descubrir dramaturgas y dramaturgos que no conozco, seguro que me voy a sorprender. Y esto tiene su doble vuelta porque si también las editoriales tienen presencia en este portal, los dramaturgos no se van a sentir solos, van a ver que sus obras pueden ser publicadas. Quizás lo más importante es que este portal va a ser un lugar de creación de sinergias, una herramienta de conocimiento y divulgación que va a ser fundamental porque en el teatro, como en cualquier otra cosa, la unión hace la fuerza: cuanto más nos conozcamos, cuanto más unidos estemos todos, cuanto más sumemos, más y mejores cosas seremos capaces de hacer entre todos. De esta forma podremos crecer tanto culturalmente como sector dentro de la industria cultural… ¡que no hay que olvidarse que esto es una industria, que hay que reivindicar que el arte hay que pagarlo! Porque si no acabamos trabajando gratis, malvendiendo nuestro trabajo, quitándole importancia y valor a nuestro trabajo… Por todo esto creo que Contexto Teatral va a ser una herramienta fundamental y necesaria.