En el Siglo de Oro español, existían diferentes agrupaciones teatrales que deambulaban y malvivían por el mundo. Una de ellas era la que se conocía como Ñaque, compuesta por dos actores, en esta pieza los personajes Solano y Ríos. Esta recuperación del «teatro menor» de aquella época se encuentra ahora con una línea teatral moderna, la trazada por Beckett. Solano y Ríos recuerdan constantemente a Vladimir y Estragón sin árbol pero con un arcón donde llevan lo mínimo -y les sobra- para representar autos, entremeses, multitud de proverbios y fragmentos de grandes comedias. Entre las cosas que cuentan estos seres intertextuales, surgen dudas y miedos estrechamente relacionados con su condición de seres de ficción y con lo efímero del hecho teatral. También se establece un contacto muy directo con el espectador que será observado e interpelado.
Otros datos. / Other information.
Estreno: XIII Festival de Teatro Internacional de Sitges
Publicación: Cátedra
Información sobre la obra en L&L Agencia
Sin duda, uno de los grandes renovadores del panorama teatral español de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Sus iniciativas, como el Teatro Fronterizo (Barcelona, 1977-1998) y Nuevo Teatro Fronterizo (Madrid, 2011-hoy), han marcado a generaciones de dramaturgos, directores y autores de teatro. Autor de más de 50 obras teatrales: originales, adaptaciones de clásicos y versiones de textos narrativos, habiendo obtenido diversos premios, como el Premio de Teatro Carlos Arniches (1968), Premio de Poesía Camp de l’Arpa (1975), Premio Nacional de Teatro (1990), Premio Lorca (1991), Premio de Honor del Instituto del Teatro de Barcelona (1996), Premio Max al Mejor Autor (1998 y 1999), Premio Nacional de Literatura Dramática (2003), Premio Life Achievement Award del Festival de Teatro de Miami (2008), Medalla del CELCIT (2010), Premio Adolfo Marsillach a una Labor Teatral Significativa, Asociación de Directores de Escena (2014) y Premio Max de Honor (2018).
Escritura. / Style.
El teatro de Sanchis Sinisterra mantiene varias constantes: una gran preocupación por las formas dramáticas tomando el modelo beckettiano, abandonar los ámbitos conocidos para explorar nuevas formas dramáticas buscando temas que le permiten la investigación, y la importancia de potenciar la palabra dramática dando voz a los ignorados, los perdedores, como una cuestión de simpatía natural y personal porque los otros, como dice él, tienen posibilidades de brillar con luz propia y darse a conocer en los medios y en la historia más o menos oficial.